Con los transportes de alta velocidad, cada vez resulta más fácil hacer una escapada a una ciudad del levante español. A modo de escapada exprés, es posible acercarse a una ciudad como Alicante y conocer algunos de sus rincones más atractivos y degustar alguno de los platos que ofrece su gastronomía. Ya que cada vez es más accesible acercarse a estos lugares sin necesidad de pernoctar en ellos, pudiendo ir y volver en un mismo día, desde la misma capital de España, vamos a aprovechar para proporcionar algunas ideas sobre lo que se puede hacer en esta maravillosa ciudad, donde la luz, es espectacular.
Sin duda alguna, Alicante ciudad, cuenta con unos atractivos turísticos que hacen que se trate de un lugar ideal para escapar tanto con la familia como con amigos, sola o en la mejor compañía. El clima, suave, invita a pasear por la ciudad y recorrer sus calles en cualquier momento del año. Aunque las playas, no son muy disfrutables en verano, siempre ofrecen un maravilloso paraje para pasear.
La ciudad emana ocio y cultura. Monumentos y museos con alto valor cultural para visitar y empaparse de la cultura local. Locales modernos para salir y, por supuesto, una excelente gastronomía que va un poco más allá de los arroces. Barrios pintorescos y grandes playas, monumentos y un castillo coronando la ciudad. Veamos que ofrece esta maravillosa ciudad que podemos visitar a pie o recurrir a los servicios de la Asociación de Taxis de Santa Pola Polataxi, para que nos acerquen a cualquier rincón de la ciudad y zonas colindantes o, por ejemplo, a lo más alto de la ciudad, el monte Benacantil de ciento sesenta y seis metros de altura. En este caso, a lo mejor no apetece subir las cuestas para observar la ciudad desde lo más alto.
Alicante desde las alturas y bajando
Si existe un emblema en Alicante, aparte de sus maravillosas playas, ese es el monte Benacantil. En su cima se alza un imponente castillo que no podemos dejar de visitar: el castillo medieval de Santa Bárbara. El perfil de la montaña, dibuja la cara de un guerrero al que se conoce como La Cara del Moro. Entre ellos, un sinfín de secretos y curiosidades se esconden al ojo del turista.
No puede faltar una visita a este castillo que custodia la bahía de Alicante desde las alturas. Una de las fortalezas medievales más grandes de nuestro país, construida por los árabes en el siglo IX y acogida por los cristianos en el XVIII, conforma un espacio donde las exposiciones y eventos, son la norma. Toda escapada a la ciudad, debe incluir una visita al castillo al que se puede acceder paseando desde el barrio de Santa Cruz y cuya entrada es gratuita.
La naturaleza, haciendo alarde de su carácter caprichoso, nos deja en la montaña una formación de lo más interesante. Una silueta que recuerda al perfil de un guerrero árabe se ha convertido en el reclamo de los turistas que se acercan para conocer el contorno del monte Benacantil. Para contemplarlo hay que bajar de la montaña y tomar distancia. La Playa del Postiguet, es el mejor punto para contemplar en su totalidad la silueta.
Antes de llegar a esta playa, lógicamente, debemos bajar de la montaña y que mejor forma de hacerlo que paseando por el barrio de Santa Cruz. Desde la cumbre de la montaña, bajando por su ladera, discurren estrechas callejuelas, casas bajas encaladas y un encanto indiscutible. Se trata del barrio más bohemio de la ciudad. Además de pasear y dejarte guiar por escaleras, cuestas y el entramado de sus calles, puede encontrar a tu paso monumentos como la Concatedral de San Nicolás o la ermita de la Santa Cruz. Todo ello, aderezado con restaurantes, coctelerías y bares de copas. En esta zona, se encuentra el Ayuntamiento de Alicante, edificio barroco del siglo XVIII que no puedes dejar de ver.
Visitar el edificio es algo que puede hacerse si se quiere conocer con más detalles la historia del palacio que se ha convertido en la sede del Ayuntamiento. A los pies de la escalera principal, se encuentra la Cota Cero, punto exacto desde el cual se mide la altitud desde el nivel del mar en cualquier punto de España.
Tras este paseo cultural por el Alicante más histórico, nos pasamos a las playas. La provincia de Alicante cuenta con algunas de las mejores playas del Mediterráneo, la gran mayoría con Bandera Azul y el distintivo de calidad SICTED. Algunas de estas espectaculares playas, las encontramos en la misma ciudad de Alicante. Se trata de la Playa del Postiguet y la de San Juan.
La primera la encontramos cerca del casco antiguo del que acabamos de hablar. A los pies del castillo de Santa Bárbara, esta playa, puede presumir de ser una de las mejores playas urbanas del país. La más concurrida y accesible para discapacitados.
Por otro lado, la Playa de San Juan, cuenta con más de tres kilómetros que la convierten en una de las mejores playas del Mediterráneo. Solo hay que coger el tranvía para poder disfrutar de su inmenso arenal y contemplar esas aguas de azul intenso. En ella se puede hacer de todo: hidropedales, vóley playa, windsurf o tomar un coctel en sus chiringuitos.
Retornamos a la Playa del Postiguet para seguir con la ruta y encontrarnos con la avenida peatonal que constituye el epicentro y zona de recreo más adorado y frecuentado por los alicantinos: la Explanada de España. Como curiosidad diremos que cuenta con más de seis millones de teselas de mármol para forma su suelo tricolor en forma de ondas marinas. Estas estelas soladas, te acompañan por el camino, al tiempo que las filas de palmeras, te escoltan.
La oferta de ocio en esta avenida es absoluta: cafeterías, restaurantes, comercios… en verano nunca falta la Feria de Artesanía, donde se pueden encontrar artículos de todo tipo. Desde bisutería y complementos, hasta ropa y gastronomía.
Una parada para reponer fuerzas
Una escapada supone una parada. O más. Reponer fuerzas y tomar un tentempié, almorzar o tomar un café, forman parte de toda escapada que se precie. Los alicantinos, han tomado una costumbre en los últimos tiempos que es la del “tardeo”, por lo que si haces tú visita en sábado, esta es la fórmula: salir a mediodía, hora del aperitivo, comer, tomar algo y alargar la sobremesa hasta el atardecer. El punto neurálgico del “tardeo” se ubica en los alrededores del Mercado Central, un edificio modernista de principios del siglo XX, situado en el centro de la ciudad. En la zona es posible degustar todos y cada uno de los productos y platos de la gastronomía más tradicional de la ciudad.
En el caso de que no te vaya esto del “tardeo” o tu escapada no caiga en sábado, vamos a adentrarnos en las cocinas de la ciudad y conocer lo que ofrecen. Aquellos platos típicos que debes degustar, puesto que la gastronomía alicantina, cuenta con un rico y variado recetario tradicional. Mar, huerta y verduras de temporada, pescados, mariscos y cítricos, arroces, salazones y, por supuesto, turrón de alicante.
La cocina alicantina se caracteriza por los pescados frescos y mariscos de la costa, sabiamente combinados con las verduras de su huerta. Mención especial merecen sus arroces y paellas, elaboradas con productos de lo más variado, haciendo que los típicos, como el arroz a banda, paella de verduras, arroz con pollo o al horno, sean de una gran exquisitez.
Aparte de arroces, las cocinas alicantinas, cuentan con otros platos de gran tradición como la olleta alicantina que, contando por igual con numerosas variedades, es un guiso con ingredientes como las lentejas, el arroz, las alubias, el chorizo, tocino o panceta, costillas de cerdo y verduras como acelgas, calabaza, ajos, nabos, zanahorias y cebolla. A este guiso excepcional se le añaden aceite de oliva, sal y pimentón.
Otro de los platos típicos de Alicante, es la borreta alicantina, plato exquisito cuyo ingrediente base es el bacalao. De origen humilde es uno de los platos más populares en las fiestas navideñas.
Poco podemos decir de la mojama de atún. Esta salazón, hecho con los lomos del citado pescado, se sirve en finas lochas aliñadas con aceite de oliva y acompañado de frutos secos. Sencillo pero espectacular para el paladar.
Si mezclamos pimientos secos con aceite de oliva y capellanes (pescado conservado en salazón) se obtiene una salsa típica conocida como pericana, ideal para acompañar los platos de pescado y las habas verdes, aunque también se utiliza como guarnición o untado sobre una tostada.
No podíamos terminar este post, sin mencionar el turrón y los helados, tan típicos de la gastronomía alicantina. El turrón de Alicante, hecho con almendras enteras y miel o el de Jijona, con la almendra molida, son sin duda, los dulces estrella de la provincia. Junto a los helados artesanales, se trata de productos que gozan de un gran prestigio a nivel nacional y, por supuesto, una enorme e indiscutible calidad.
Sin embargo, Alicante es mucho más. Tanto que en una escapada no se puede apreciar ni disfrutar de todo lo que ofrece. Aunque para un día, con lo mencionado, resulta suficiente para querer regresar.